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lunes, 9 de julio de 2012

Nuestro primer cliente

Cuando empecé a transitar el extraordinario mundo que hoy transito me mostraron un producto a medias, me explicaron las maneras de obtenerlo a medias, me motivaron a medias, me dieron una guía telefónica y me enseñaron a pactar entrevistas a medias y me dieron una receta hecha que supuestamente tenía que funcionar con todos los posibles clientes que se me sentaran adelante. ¡Que fácil sería! Grandes comisiones mensuales por mostrar mi producto y comentar sus características.
Entonces me lanzaron, con 15 vendedores mas, a la calle armado con todas mis medias herramientas. A vender!
Lo curioso del caso es que Mi primera venta fue un éxito  Y vendí el producto mas caro de la linea! Era rey en mi propio reino. Vender era facilísimo. ¿Como no lo descubrí antes?.


Esa fue la única venta del mes...


Y los meses siguientes no fueron diferentes. Ni era el único que lo padecía.
Mis compañeros, poco a poco fueron desertando del equipo y me iba quedando solo. Solo y sin resultados. ¿Porque no desertaba yo también? Porque necesitaba dinero. Si señores, Tenía una necesidad. Y quien me reclutó en mi primer trabajo en ventas detectó esa necesidad y la utilizó para captar mi atención. Me vendió.

En la primer empresa donde me desempeñé como vendedor tenían como filosofía formar grandes equipos de vendedores pobres. Lo que daba igual resultado al corto plazo que un equipo chico de grandes vendedores. Todos los primero de mes hacían grandes reuniones pomposas en un club donde nos sentíamos importantes, nos daban charlas rebuscadas sobre las capacidades, los objetivos, las metas, quienes éramos y quienes podíamos ser. Y nos remarcaban lo fundamentales que eramos para la empresa y su éxito en el mercado. Luego nos exprimían los restantes veintinueve días  nos quebraban, nos sobreexigían y al mes siguiente volvían a motivarnos. Hasta que uno a uno nos íbamos yendo.
En esa empresa nunca fuí un gran vendedor. En esa empresa nunca fui siquiera vendedor.
Sin embrago, un día vinieron a ofrecerme manejar un equipo de vendedores! Me dijeron que me habían elegido por "muchas razones" pero nunca me dieron ninguna. No pude evitar notar, sin embargo, que de mi equipo era el único que quedaba y ahí comprendí la razón. Soporté.
Meses saliendo de mi casa de madrugada y volviendo de madrugada, soportando el NO, clientes que reaccionaban violentamente a mi presión de venta (la única manera de vender que conocía), de no ver a mi familia, de soportar el traje en invierno o verano, de recorrer la ciudad cual taxista mientras buscaba "alguien que me compre" habían dado resultado ¡Habían reconocido mi trabajo!.
Ese día me desvinculé de la empresa. Pues no necesitaba ser vendedor para entender que lo que esa empresa necesitaba de mí no era lo que estaba dispuesto a darles.

Y que haría de mi vida ahora?
Pues agarré los anuncios de empleo y descubrí que para un vendedor preparado nunca iba a faltar trabajo. Asique me preparé. Estudié, aprendí, desarrollé primero mis actitudes naturales para luego adquirír aptitudes nuevas de gente que realmente sabía lo que hacía, formé un estilo propio y descubrí que podía ser el artista que siempre había querido ser.
Me reinventé como un producto que Yo mismo compraría. Y me compré
Allí fue cuando comencé a llamarme a mi mismo vendedor.

Y luego de tan arduo descargo (perdón por eso) quiero dejarte una reflexión.
A Ti que recién empiezas a transitar este camino, a Ti que aún no ves resultados, a Ti que aún cuando estas seguro de que vas a cerrar una operación terminas viendo como los clientes se te escurren entre los dedos. A Ti que te pasa lo que a mi me ha pasado:
Tu primer cliente eres Tu. Si no crees en Ti no puedes pretender que los demás crean. Si te autoengañas dejas de ser confiable. Si dices que no puedes, no puedes. Si Tu mismo no compras tu capacidad, evidentemente, acabas de descubrir porqué los demás tampoco la compran.

Recuerda que las técnicas de ventas, la motivación y demás aptitudes adquiridas de fuentes externas son valiosas herramientas para un vendedor. "valiosas herramientas para el vendedor"... No son mas que herramientas. Y si no te defines como vendedor primero no sabrás como usarlas.
Las actitudes que debe de tener un vendedor están en Ti. Naciste con ellas. Ahora debes desarrollarlas. Aprende a escuchar, a guardar silencio, a entusiasmarte, a hablar correctamente, a mantener un trato cordial, a manejar el temperamento.
Luego tendrás tiempo para adquirir aptitudes y pasar al siguiente escalón. Pero hasta los pájaros deben ponerse de pié antes de aprender a volar.

La solución está dentro tuyo.

Exitos.

Martín León.-











miércoles, 4 de julio de 2012

En dirección al Exito: 8 palabras, tres minutos.

500 entrevistas a gente exitosa en 7 años llevaron a Richard St John a la siguiente conclusión:




Espero les sirva.

Exitos!

martes, 3 de julio de 2012

Tu realidad es Tuya...


... si no te gusta modificala.

Si tomamos solo el concepto: “tu realidad es tuya”. Parece simple, verdad? y en realidad lo es!!! Ni tus jefes, ni tus padres, ni tu pareja, ni tus amigos pueden decidir por vos. Tu realidad es producto de una sucesión de decisiones, acertadas y/o erradas, que VOS mismo tomaste. Voy a ir un poco mas lejos: “Tu realidad es tuya, si no te gusta modificala”. Así como tomaste decisiones erradas, adquiriste la experiencia para volver a intentarlo y, esta vez, tomar las correctas.
Podrás decirme: Pero... Necesito ayuda!!!... Y es totalmente válido, pero al exteriorizarlo ya la estas pidiendo. Al pedir ayuda, demostrás que querés un cambio. Vos DECIDISTE pedir ayuda para mejorar tu situación, por lo que DECIDISTE cambiar tu realidad! Y quiero dejar en claro que esto se aplica para cualquier aspecto de la vida: financiero, laboral, educativo, amoroso. Podemos pedir apoyo para estudiar, una oreja amiga o un buen concejo en cuestiones de amor, un trabajo, dinero prestado para salir de un apuro…
Y para terminar la idea, voy a ampliar un poco más el concepto:
“Tu realidad es tuya, si no te gusta modificala… y se feliz haciendolo!!!”
Si! Cualquier persona, por mal que esté puede cambiar su realidad. Necesita solamente el deseo de mejorar, la convicción de querer SER DIFERENTE y la constancia para lograrlo.
El deseo de mejorar, automáticamente te otorga las herramientas para comenzar el viaje.

Es totalmente válido avisarte que por pequeño que sea el cambio, por mínima que sea la evolución hacia la dirección que elegiste para tu vida, te llenará de satisfacción saber que esa mejora se produjo porque VOS decidiste que se produzca. Tomaste las riendas de tu vida! Como no ser feliz?!. Esa felicidad tiene que estar sustentada en la herramienta más importante, a mi parecer, a la hora de modificar tu realidad: La constancia.
La constancia nos lleva a mantenernos en el camino que nos conducirá a crecer como individuos, a no bajar los brazos, a mantener claros en nuestra mente los objetivos por los que nos esforzamos y, finalmente, nos lleva a cumplirlos.
Pero la constancia hay que desarrollarla, hay que trabajarla e incorporarla en nuestras vidas como una disciplina.
Si dijera, en un auditorio: “Quien quiere ser feliz?” seguramente todos levantarían la mano. Pero si la pregunta fuera: “quien está dispuesto a pagar el precio para ser feliz?” El número de manos en alza, con seguridad, disminuiría notablemente. Es que no alcanza solo con desear, hay que tener convicción de querer lograr y la constancia para llegar a lograr.

Para no extenderme demasiado quiero decirte que el primer paso para modificar tu realidad es ser autocrítico y sincero con vos mismo. Debemos aceptar que NUESTRA REALIDAD ES PRODUCTO DE NUESTRAS DECISIONES. Luego, todo lo que tenemos que hacer es sentarnos a replantear esas decisiones, descartar las erradas y tomar decisiones nuevas.

El camino puede ser largo o no, puede ser difícil o no. Pero cada grano de arena aporta al cambio. Si te sentás a analizar tu día y notás una mejora, por mínima que sea, ponete feliz! Vas por buen camino.

“Lo importante no es llegar primero, importa saber llegar”

Exito con eso!

Martín León

Como predecir tu futuro Financiero.



Una magnifica presentación de Marco Antonio Regil.

"Como predecir tu futuro Financiero"

Totalmente válido.

lunes, 2 de julio de 2012

Razones, no excusas.



Muchas personas tenemos una infalible herramienta para no sentirnos tan mal al momento de afrontar un fracaso: La excusa.

Siempre que nuestros resultados no sean acordes a lo planeado surgirán nuestras heroicas excusas para salvaguardar nuestro orgullo y delegar a alguna otra persona, razón y/o circunstancia la responsabilidad del desastre.

Una excusa es un intento de liberarse de la responsabilidad del fracaso delegándola a algo o alguien más. Cada vez que argumentas una excusa pierdes poder. Te victimizas.  Dejas en evidencia que no estás dispuesto a asumir responsabilidades. Pierdes confianza.

Las excusas son infalibles. Siempre dan resultado.


No hay como una buena excusa para salir de una situación desfavorable con el honor intacto. Además, ¡hay gente que tiene una capacidad formidable para dar las mejores excusas! Y fundamentadas de manera tan sólida y con tanta convicción que se hace casi imposible el tan solo pensar en refutarlas.


Si fundamentamos los porqué del fracaso con excusas nunca vamos a corregir el error que nos llevo a fracasar, pues nunca descubriremos las verdaderas razones por las que ocurrió el desastre. Por desgracia es mucho más fácil quedarnos con las excusas.
Es increíble ver como algunas personas se aferran tan fehacientemente a una excusa, que terminan por creerla. Destruyendo ellos mismos cualquier posibilidad de corregir las falencias y convertir un fracaso en una posible victoria.

Excusas hay a montones. Y las hay de lo más variadas. Pero cualquiera y por más buena que sea sigue siendo un autoengaño para no afrontar la realidad: Fracasamos.
Las razones de ese fracaso, las verdaderas razones, ¡son las que nos llevarán al éxito! El fracaso es experiencia. Si logramos descubrir cuál fue el factor que nos llevo a fracasar, sabremos precisamente lo que NO debemos hacer si queremos tener éxito. ¡Y llegar a tener éxito seria fantástico! ¿Sí o no?

Te pido, entonces, que fracases. Si, ¡fracasa! Pero fracasa intentando. Equivocarse es el único camino para detectar y corregir falencias. Para desarrollarnos en cualquier ámbito de nuestras vidas. Para crecer.
 Las razones del fracaso te brindan las herramientas para el futuro éxito.

Equivócate mucho ¡y en el menor tiempo posible! Cuanto más te equivoques más rápido encontrarás el éxito. Recuerda que la repetición de un acto te acerca a la perfección del mismo. Así se adquieren los hábitos. Los malos y los buenos. Que luego se harán costumbres.
Si no sale a la primera quédate tranquilo. No te rindas. Conviertelo en hábito. Hazte del hábito de intentar. ¡Llénate de buenos hábitos! Desarrolla la convicción y la constancia de intentar “Hasta que…”. Intentarlo hasta que triunfes. Intentarlo hasta que logres hacerlo. Así se construye el éxito. Intentando, fracasando, replanteando, corrigiendo, volviendo a intentar.

Si vas a fracasar, que sea por acción y no por omisión. Pues si no intentas por miedo al fracaso, ya fracasaste.  


Éxitos.

Martín León.-
@FdeVendedores